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Este es
MI propio
espacio
de expresión.


Es decir, hago/escribo/digo/posteo/dejo a su criterio lo que va acá
todo aquello que YO quiero/necesito (y me descargo).


Si a usted no le gusta no tiene por qué , insultarme, menospreciarme, bardearme, etc. Sencillamente cierre la venta con la cruz roja que hay en el extremo derecho de la barra de título de su explorador; sí, justo esa que está mirando ahora.


Un gusto y muchísimas gracias.

hora

2 de noviembre de 2010


Asi me siento últimamente...

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Mi cuerpo supera mi mente y los espejismos a mis sueños.
Estoy listo....dispara!!

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De los pasos que des,
dependen las piedras.

Por unos segundos creí poder tocar el cielo y dormir en esa nube....Pero la maldita gravedad lo jodió todo de nuevo..

La gente normalmente piensa que la felicidad es ese estado tan agradable que nos provoca una inútil sonrisa en los labios. La gente piensa que estar feliz es sonreír, es ser agradable con los demás, reírte y parecer un humano normal y corriente. Ellos piensan que la felicidad consiste, en mayor parte, en uno mismo, en lo que uno haga, en lo que lleguemos a conseguir. Yo no lo creo así. La felicidad se esconde detrás de un millón de máscaras diferentes. La felicidad no es una sonrisa. La felicidad es el sentimiento que hay en esa sonrisa, el recuerdo que la provoque, el vuelco del corazón que la ensanche. La felicidad es encontrar que las sábanas de tu cama están templadas. La felicidad es dormir junto a una persona, descansar con ella y levantarte, sabiendo que esa persona va a seguir abrazada a ti con todas sus fuerzas. La felicidad es ver un bebé. Es ver esas manitas, esos ojos que se mueren de curiosidad por saberlo absolutamente todo, por conocer el mundo en el que van a tener que comenzar a luchar por su propia supervivencia. La felicidad es un granizado a mitad de Agosto. La felicidad se encuentra en todas las hojas que caen de un árbol cuando llega el otoño, dejándolos desnudos ante el frío y solitario invierno. La felicidad puede ser encontrar a esa persona especial. Porque casi nadie en el mundo llega a encontrar a su verdadera alma gemela. Nos pasamos la vida, desde que nacemos, intentando aferrarnos a personas, estrechando lazos, uniéndolos con imperdibles que al final acaban oxidados. La felicidad está en la familia, los amigos o hasta en tu propia mascota. En los libros, en la música, en las noches. La felicidad no está en uno mismo. La felicidad se encuentra en el entorno. Los seremos humanos somos complejos, pero a la vez más simples que el mecanismo de un chupete. Necesitamos estar en un ambiente agradable para sentirnos bien. Nadie puede vivir en un lugar lúgubre, inhóspito, infeliz y en donde no existan las sonrisas. Porque dependemos demasiado del entorno. Aunque nos cueste creerlo, dependemos más de él, de lo que dependemos de nosotros mismos.

Nunca más

Eres intentar coger el humo con las manos. Eres el agua que se escapa de entre mis manos en esos horrorosos días de playa. Eres imposible, desagradable. ¿Por qué no te rindes de una vez? ¿Por qué tienes que seguir raspándote las rodillas con mi suelo? Te dije que te quería fuera de mi propiedad, de mi vida, de la sangre que corre por mis venas. Soy una persona que puede llegar a perdonar de todo. Bofetones, puñaladas por la espalda, engaños, mentiras y hasta la propia hipocresía. Pero tengo mi límite. Y tú lo superaste hace muchos años. Te cerré las puertas, puse un cartel avisando de que no pusieras el pie en mi camino. ¿Crees que me pueden llegar a importan tus lágrimas? ¿Crees que me importa el que me vengas pidiendo perdón, aunque te encarames a la cima del mundo para gritarlo? No-me-conoces. Y nunca lo vas a hacer. Me resultas patético. No voy a perdonarte, porque ya estás perdonado de todo lo que me has podido llegar ha hacer. Pero no voy a dejar que vuelvas a hacerme daño. No voy a abrir esas puertas. No voy a dejar que te apoderes de mi bello castillo. No esta vez. No de nuevo. Nunca más. El perdón no soluciona nunca nada. El tiempo tampoco. Apártate de mi camino si no quieres que sea yo quién pase por encima del tuyo. Y dicen que a los huracanes les encanta tragarse a las casuchas de madera. Quedas advertido. Esta vez, no caeré.

Nunca he sido una persona que dependa de los demás. Nunca me ha gustado tener que estar añorando a nadie, o queriendo estar a su lado a cada segundo que pase. Pero ante todo, soy persona. Y hay cosas que no puedo evitar. En aquel momento dije Sí. En aquella milésima de segundo, pedí en mi interior que no te fueras nunca. En aquel pestañeo, juré a mí mismo que no perdería esta batalla. Eres como esa pequeña droga a la que te vas enganchado poco a poco. Tus brazos, como torres a mi alrededor. Tus labios, la medicina que necesito para poder llegar a ser feliz. Tu presencia, lo que me reconstruye por dentro. No quiero perder esta batalla, pues esto acaba de empezar. No voy a perder esos abrazos, esos besos, esas miradas. No voy a olvidar estas memorias. No voy a olvidar el tacto de tu piel, ni las arrugas de tus ojos cuando sonríes. No, no lo pienso hacer. Pienso agarrarme a ti como si me fuera la vida en ello. Pienso luchar hasta que me quede sin aire. Y todo esto, por alguien como tú.